CAPERUCITA ROJA : UNA VUELTA DE TUERCA

«EL CAPUCHA ROJA»

Érase una vez un valiente, intrépido y atrevido jovencito, que siempre llevaba puesta una sudadera con  una capucha roja y vivía en una casita dentro de un precioso bosque, con su padre.

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Un día, su padre le dijo:-«Capucha Roja, tienes que ir a casa de tu abuela, que vive al otro lado del bosque, porque nos hemos quedado sin comida. Llévate una cesta bien grande, tú que eres fuerte, y  llénala de los ricos y sabrosos guisos de la abuela, así como de frutas y verduras de su hermosa huerta».

A la mañana siguiente, el Capucha Roja se levantó a la hora que le dio la gana; se puso su sudadera, cogió su monopatín y la cesta y al despedirse de su padre, éste le dijo:-«hijo, como eres tan listo, valiente y fuerte, para llegar antes, ve a casa de tu abuelita atravesando el bosque y disfruta de todo lo que encuentres en el camino».

Mientras Capucha Roja estaba cazando saltamontes, tranquilamente en el bosque, un lobo le observaba escondido detrás de un árbol. El lobo pensó: -«Tengo hambre, pero  no sé si acercarme a ese niño, porque es tan fuerte, que igual me puede«.

Entonces, el lobo salió de su escondite y le preguntó un poco temeroso:-«¿ dónde vas valiente muchacho?»

-«Voy  a casa de mi abuela, para ver si nos ha preparado la comida a mi padre y a mí»- Contestó el muchacho.

El lobo, que tenía mucho hambre y creyéndose muy listo, se adelantó a Capucha Roja y se dirigió a la casa de la abuela, para así, comerse la comida de la abuela, a la abuela y a Capucha Roja cuando llegara.

La abuela, que era de armas tomar, nada más ver al lobo, vio las intenciones que traía. Como era tan lista, le convenció para que no le hiciera nada, dándole de comer hasta reventar, y para que le ayudara en un plan que tenía preparado.

El caso era que la abuelita estaba harta de que su hijo y su nieto se aprovecharan de ella, vio la oportunidad para darles una lección y se puso de acuerdo con el lobo para que se disfrazara de ella misma y diera un gran susto al listo de su nieto.

Cuando Capucha Roja llegó a casa de su abuela, se acercó hasta su cama donde estaba postrada y extrañado preguntó:

-» Abuela,¿ estás cansada?»

-«Si hijo, de cocinar tanto para vosotros»- Contestó el lobo con voz de abuelita cansada.

– «Abuela, qué callos más grandes tienes en las manos»- Continuó Capucha Roja.

-«De cavar tanto el huerto para vosotros»-Dijo la abuelita alzando un poco más la voz.

-«Abuela,¿ dónde  me has dejado la comida para llevarme?»-Preguntó el chico un poco extrañado.

-«¡¡¡¡ La comida eres tú!!!!» – Gritó el lobo ferozmente mientras se abalanzaba sobre el muchacho.

En ese momento, apareció la abuela y es cuando Capucha pudo reaccionar, porque  se había llevado el susto de su vida y se había quedado «patidifuso».

Desde ese día, Capucha Roja y su padre aprendieron la lección y de paso a cocinar y cultivar su propio huerto y no se aprovecharon más de la abuelita, dejando que disfrutara de su jubilación como merecía.

Servicio de Información Juvenil.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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